Serr COCREAR es una Consultora y Escuela de Coaching Ontológico. Realiza cursos de formación y entrenamientos en coaching personal y empresarial, inteligencia emocional y comunicación con el fin de desarrollar la efectividad, bienestar y relaciones de las personas, equipos y empresas. Capacitación y consultoría organizacional.

RefleAccionar: Reflexiones para la Acción...

 APRENDER DEL ERROR

 

"Por la ignorancia nos equivocamos, y por las equivocaciones aprendemos." Proverbio Romano.
 

Según el diccionario, error es la “acción desacertada o equivocada”. Claro... el diccionario no aclara desacertada o equivocada con respecto a qué... o a quién. Podríamos, entonces, redefinir el error como "la acción que produce un resultado no deseado por alguien". Este "alguien" puedo ser yo mismo, o, en el ámbito organizacional, podría ser el gerente, un cliente, etc.


¿Qué hacemos cuando alguien se equivoca? Muchas veces castigamos (o nos auto-castigamos, si ese "alguien" somos nosotros mismos). Me pregunto ¿es el castigo una manera efectiva de tratar un error? ¿Qué es lo que produce el castigo? Generalmente miedo, resentimiento, vergüenza, tensión, culpa, baja autoestima... ¿Mejora esto nuestra capacidad para accionar en forma más efectiva en otra oportunidad? Realmente no lo creo.

"Recuerda que en la vida no hay fracasos, sólo resultados. Piensa una cosa: “¡El éxito es el resultado de las decisiones acertadas, las decisiones acertadas son el resultado de la experiencia y la experiencia suele ser el resultado de las decisiones equivocadas!”. ¿Qué puedes aprender de los errores pasados que te sea útil para mejorar tu vida actual?." A. Robbins

Además de solucionar un problema ¿Qué otras cuestiones son importantes cuando tomamos una decisión?

"Cuando se comprende que la condición humana es la imperfección del entendimiento, ya no resulta vergonzoso equivocarse, sino persistir en los errores." George Soros

Gracias a mis errores de ayer, pude ir creciendo. Gracias a mis errores de hoy, mañana seré una mejor persona.



Pablo Buol 
 


 
El bambú japonés


No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se para impaciente frente a la semilla sembrada y grita con todas sus fuerzas: "¡Crece, maldita seas!"


Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo trasforma en no apto para impacientes: Siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.


Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.


Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de solo seis semanas la planta de bambú crece ¡más de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas en crecer?
No. La verdad es que se tomo siete años y seis semanas en desarrollarse.


Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.


Sin embargo, en la vida cotidiana muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que este requiere tiempo.


Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.


Es tarea difícil convencer al impaciente que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben esperar el momento adecuado.


De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente
a situaciones en las que creeremos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante.


En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés, y aceptar que en tanto no bajemos los brazos, ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.


Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.


El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros.


Un proceso que exige cambios, acción y formidables dotes de paciencia.
 


 

Es imposible imaginar a un equipo de baloncesto aprendiendo sin entrenamiento, o un conjunto de música de cámara aprendiendo sin ensayar. Pero eso es precisamente lo que esperamos de nuestras organizaciones. Esperamos que la gente aprenda cuando los costes del fracaso son elevados, cuando la amenaza personal es grande, cuando las decisiones importantes son irreversibles y cuando no hay modo de simplificar la complejidad y abreviar las demoras para comprender mejor las consecuencias de cada acto. ¿Debe sorprendernos que el aprendizaje sea una rareza en las organizaciones?


Peter Senge   

El Coaching ontológico

El Coaching Ontológico es un proceso fundamentalmente liberador del sufrimiento y de las creencias condicionantes que nos limitan. Nos conecta con nuestros recursos y con nuestra capacidad de intervenir en el mundo, logrando mayor bienestar y efectividad en el logro de los resultados que nos importan.

El Coaching Ontológico desarrolla la actitud y la aptitud para generar nuevas ideas, para crear nuevas posibilidades, para descubrir nuevos significados, para inventar nuevos caminos, para encontrar nuevas conexiones, ya sea en el nivel individual o en el social. Es poder "soltar" lo seguro-conocido, para iniciar un "viaje" a la región de lo "aún no explorado", para atreverse a diseñar un por-venir acorde a nuestras inquietudes.


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Las personas que aprenden coaching tienen en su repertorio la capacidad para empatizar, para escuchar, para guiar hacia una visión ambiciosa a las personas con las que se relaciona, para hacer las preguntas más poderosas, para extraer el máximo potencial de sus colaboradores, para influenciar más efectivamente en sus pares y en sus jefes a través de una conducta más integradora y cohesionadora.

Sin duda, aprender y entrenar las habilidades de coaching implica unos beneficios radicales para toda persona, y supone un antes y un después en su vida y en su carrera profesional. Estos son los beneficios más comunes:

+ Aumenta su seguridad y autoconfianza.
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+ Potencia su inteligencia emocional: empatía, asertividad, control emocional.
+ Conoce mejor sus fortalezas y debilidades.
+ Conoce las palancas que movilizan a las personas hacia el cambio.
+ Aprende a extraer el máximo rendimiento de las personas a su cargo.
+ Deja una huella positiva en los equipos con los que trabaja.
+ Le hace progresar en su carrera profesional.
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No cabe duda, por tanto, que una persona que no tenga habilidades de coaching estará perdiendo un porcentaje altísimo de su potencial. Quedará seguramente estancado profesionalmente en el mejor de los casos, cuando no marginado o despedido. En un mundo vertiginoso donde el cambio es lo único permanente, el profesional formado en coaching sabrá gestionar dichos cambios con mayor éxito, y sabrá conectar con más profundidad con las necesidades de las personas con las que trabaja y se relaciona.

Efectividad, Bienestar, Poder, Libertad... son los cuatro pilares del coaching que una persona debe dominar si quiere alcanzar sus máximos niveles de desempeño, motivación, logros y calidad de vida.

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