"Cuando se comprende que
la condición humana es la imperfección del entendimiento, ya no
resulta vergonzoso equivocarse, sino persistir en los errores".
George Soros
Tal vez, y paradójicamente, algunos de los ámbitos donde más podemos
aprender son aquéllos donde accionamos diariamente. Respirar,
caminar, comer, hablar, escuchar, coordinar acciones con otros. Son
competencias básicas para vivir, que hemos aprendido en nuestra
infancia y... ¿cuánto tiempo hace que no las revisamos?
Probablemente creemos que porque lo hacemos cotidianamente, sabemos
hacerlo. Pero, por ejemplo, ¿cómo está tu postura corporal en este
momento? ¿estás sentado, relajado, con la columna recta? o ¿Hay
tensión en tus hombros? ¿estará tu cabeza inclinada hacia adelante?
¿cómo están tus brazos y tus manos?
Pasando a otro ámbito. ¿Cómo son las conversaciones con la gente que
te rodea? ¿Son conversaciones efectivas? ¿Hay conflicto, rechazo,
tensos silencios? ¿Cómo son tus conversaciones personales contigo
mismo?
El primer paso para poder aprender es detectar el ámbito donde
nuestra capacidad puede ser mejorada, tomar conciencia de la brecha
entre nuestra competencia actual y la competencia posible y/o
deseada en dicho ámbito.
Vale entonces preguntarnos ¿en qué ámbitos de mi vida no estoy
siendo conciente de una posibilidad de aprendizaje? ¿en qué áreas
que aún no estoy viendo puedo mejorar, aprender nuevas
posibilidades?
Qué
difícil es aprender algo nuevo, cuando pretendemos hacer las
cosas solos, perfectas y en la primera vez! ¡Qué difícil es
aprender algo nuevo, cuando no damos (o no nos damos) permiso
para equivocarnos! ¡Qué difícil es aprender algo nuevo, cuando
pretendemos saber todo! Y... qué difícil se hace vivir en este
tiempo de cambios, con esta dificultad para aprender.
Como adultos, estamos habituados a aprender nuevas técnicas,
nuevos conocimientos, nuevas disciplinas. Sin embargo, muchas
veces, al llevar estos conocimientos a la experiencia, a la vida
cotidiana, suceden cosas distintas de las que esperábamos. Y los
resultados que pretendíamos obtener, no llegan. Se nos dificulta
llevar a la acción, incorporar en nosotros dicho
aprendizaje.
En esta época vivimos en una tendencia a buscar el "cómo hacer"
determinada cosa, en buscar "la receta" y muchas veces nos
olvidamos del "quién hace". Y sucede que, "los 10 secretos para
ser feliz" o "los 10 secretos para la empresa super rentable" no
están funcionando. Sin desvalorizar la importancia de lo
técnico, proponemos poner el foco en la persona, equipo u
organización que buscan cierto resultado.
Antes de preguntarnos ¿cómo se hace?, poder preguntarnos ¿quién
estoy/estamos siendo? ¿Qué estoy/estamos viendo? ¿Qué es lo que
NO estoy/estamos viendo? ¿Cuáles son mis/nuestras expectativas?
¿Cuáles son mis/nuestras dificultades? ¿Qué me/nos pasó en una
experiencia anterior? ¿Cuáles son mis/nuestras tendencias? ¿Qué
costos estoy/estamos dispuestos a pagar?
Tanto en el ámbito personal, como en el familiar, empresarial y
social, la posibilidad de lograr los resultados que nos importan
dependen de las acciones que realizamos. Lo que a veces
olvidamos es que no hay acción sin actor, no hay acción en
abstracto. La acción, y por ende el resultado a producir,
depende enteramente de quien la lleva a cabo.
Pablo Buol
"Nunca sabemos qué sucederá a continuación; tampoco sabemos por qué sucede lo que sucede. Inventamos explicaciones individuales, familiares, nacionales, religiosas o culturales. Queremos saber para poder predecir, para elegir un curso de acción o para intentar controlar nuestra vida, aunque sea un poco. Pero la verdad es que no sabemos".
Janet Cedar Spring
ENTRE LO QUE LEES Y LO QUE EXPERIMENTAS
Un joven que vivía en un pequeño poblado
del interior de Grecia no conocía el mar y deseaba aprender sobre
él.
Paso horas y horas en bibliotecas silenciosas, se sumergió en libros
que lo describían y de los cuales aprendió mucho. Así fue capaz de
describir su extensión, nombrar las criaturas que en él habitaban e
incluso sabía los colores que el sol derramaba sobre la superficie
al poniente.
Su mente se pobló de toda clase de impresiones acerca de eso llamado
océano. Cierto día recibió una invitación para viajar a la costa.
Llego cuando el sol se ponía sobre las aguas. Los sonidos de las
rompientes y la espuma salpicada magnificaban su hermosura. Corrió
hasta la orilla, hundió sus manos bajo la superficie y llevo a su
boca el agua salada.
Quitándose los zapatos se internó en el océano y sintió la suavidad
del agua que limpiaba la arena de sus pies. Mientras el mar se
arremolinaba en derredor de sus piernas y la luz solar danzaba
colorida hacia sus ojos, pensó: ¡conque esto es el océano!
EL ERUDITO
Un reconocido profesor, en su afán de seguir aprendiendo, decidió visitar a un maestro Zen.
Viajó cientos de kilómetros y esperó varios días para mantener una entrevista personal con él.
Finalmente el erudito se sentó a la mesa junto al maestro y, mientras un sirviente colocaba tazas de té delante de ellos, comenzó a hablar de sus éxitos, los títulos académicos que poseía y los estudios que había realizado.
el maestro permaneció en silencio mientras el hombre hablaba sin cesar de sus conocimientos, explicándole que quería ser su discípulo y aprender de él.
El maestro Zen comenzó a servirle su taza de té, llenándola hasta desbordarla, alcanzando el plato, ensuciando la mesa y derramándola sobre sus piernas.
- ¡Está derramando té por todas partes! -dijo el hombre, sorprendido.
- Eres como esta taza de té. -le respondió el maestro- Estás tan lleno de tu conocimiento que ya no cabe nada nuevo.
La experiencia nos
muestra cuántas veces solemos operar presumiendo que sabemos, para
luego descubrir cuán ignorantes realmente éramos.
Uno de los problemas cruciales del aprendizaje es que muy
frecuentemente no sabemos que no sabemos. Y cuando ello sucede,
simplemente cerramos la posibilidad del aprendizaje y abordamos un
terreno pleno de posibilidades de aprender cosas nuevas, como si
fuera un terreno ya conocido.
Cualquier cosa nueva que se nos dice, queda por lo tanto atrapada en
lo ya conocido o en la descalificación prematura.
El problema básico del aprendizaje no reside en que hay determinadas
cosas que aprender, y las hay en abundancia. El problema consiste en
que la empresa debe estar continuamente aprendiendo como parte de su
quehacer cotidiano. El aprendizaje es hoy en día parte inherente del
trabajo. En el pasado hablábamos de aprendizaje cuando detectábamos
un "algo" que requería ser aprendido. En la actualidad ello se ha
invertido. El aprendizaje es una disposición básica que está
buscando, inventando, lo que requiere ser aprendido y que, como
disposición, debe estar presente incluso antes que asome lo que se
aprenderá.
... El aprendizaje no es sólo una manera de incrementar nuestras
competencias, nuestra capacidad de acción. Es también una acción en
sí misma, que requiere de competencias propias. Hasta ahora, el
énfasis estaba puesto en las acciones que se aprendían, pero
escasamente en las acciones que aseguran aprendizajes eficaces. Se
nos enseña muchas cosas, pero no se nos enseña a "aprender a
aprender".
Rafael Echeverría
El Coaching Ontológico es un proceso fundamentalmente liberador del sufrimiento y de las creencias condicionantes que nos limitan. Nos conecta con nuestros recursos y con nuestra capacidad de intervenir en el mundo, logrando mayor bienestar y efectividad en el logro de los resultados que nos importan.
El Coaching Ontológico desarrolla la actitud y la aptitud para generar nuevas ideas, para crear nuevas posibilidades, para descubrir nuevos significados, para inventar nuevos caminos, para encontrar nuevas conexiones, ya sea en el nivel individual o en el social. Es poder "soltar" lo seguro-conocido, para iniciar un "viaje" a la región de lo "aún no explorado", para atreverse a diseñar un por-venir acorde a nuestras inquietudes.